48. El Juicio De Israel
y Las Naciones
por Lewis
Sperry Chafer
En conexión con la segunda venida de Cristo se incluyen juicios sobre Israel y las naciones
entre los
grandes
acontecimientos que
establecerán
el
reino sobre
la tierra. Los juicios comienzan
con el juicio de los santos resucitados del Antiguo Testamento, israelitas y gentiles, y
los santos de la tribulación,
israelitas y gentiles. Sin embargo, estarán presentes
en este suceso, en juicios separados,
los israelitas y los gentiles que todavía estén viviendo sobre la tierra.
Estos últimos juicios tienen que ver con la separación de los que han sido contados por dignos de entrar en el reino
y de los que han sido considerados indignos y quedan excluidos.
A. EL JUICIO
DE ISRAEL RESUCITADO Y DE LOS GENTILES
La doctrina de la resurrección es una verdad familiar en el Antiguo Testamento, como se dijo
en el capítulo anterior.
Además de la resurrección que ocurre en el arrebatamiento de la iglesia, hay también una resurrección de muertos justos en conexión con la segunda
venida de Cristo para
establecer su reino. Como se dijo anteriormente, esto es mencionado en Daniel 12:2, Isaías
26:19 y Job 19:25-26.
También se ve la resurrección de Israel en conexión con su restauración como nación en el tiempo de su segunda venida. En Ezequiel 37, en la visión del valle de los huesos secos, aprendemos que aunque
la restauración de los huesos secos para ser un cuerpo
vivo es simbólico de la restauración de Israel, es también el tiempo en que Israel saldrá de sus
tumbas (37:12-14). Aquí parece combinarse
lo simbólico
y lo literal. En el mismo capítulo se
presenta a David como una persona resucitada que sirve como rey sobre Israel bajo Cristo. En
general, el Antiguo Testamento da una fe firme a todos los que creen en la resurrección de los muertos.
En Apocalipsis 20 se dice que la resurrección
de los mártires de la tribulación ocurrirá
en relación con la segunda venida de Cristo. Probablemente esté conectada con la resurrección de los santos del Antiguo Testamento. Se dice que los resucitados
vivirán y reinarán
con Cristo mil años
(Ap. 20:4) y aparentemente serán recompensados
del mismo modo que la iglesia fue
galardonada en el tribunal de Cristo. La fidelidad a Dios hasta la muerte en el servicio brindado
se les reconoce dándoles parte en el reinado
con Cristo sobre la tierra.
Ha surgido alguna confusión por el hecho de que también se dice que la iglesia
reinará con Cristo. Las Escrituras
parecen indicar que
todos los
justos resucitados
antes del milenio
compartirán en alguna forma el reino milenial, cada uno en su orden y de acuerdo con el propósito soberano de Dios. La Iglesia reinará como esposa
de Cristo; los santos resucitados reinarán en sus diversas capacidades como israelitas
salvados o como gentiles salvados. Una ilustración es proporcionada por el libro de Ester, donde Ester reinó como
reina, mientras
Mardoqueo reinó como primer ministro del rey. Tanto Ester como Mardoqueo reinaron, pero de diferentes maneras y en diferentes capacidades. Así será en el milenio.
Consecuentemente,
puede concluirse que los justos muertos de Israel y los gentiles serán
resucitados en el tiempo de la segunda venida de Cristo, y esta resurrección incluirá a todos los
que no están incluidos en la resurrección y traslación realizada en
el arrebatamiento de la
iglesia.
B. EL JUICIO
DE ISRAEL VIVIENTE
Cuando Cristo vuelva en su segunda venida también librará a su pueblo de los perseguidores. Muchos ya habrán sido asesinados (Zac. 13:8), pero los que sobrevivan
serán liberados
por Cristo cuando
El
venga (Ro. 11:26). Los israelitas que son
librados
de
sus enemigos,
sin
embargo no son todos
dignos de entrar en el reino, puesto que algunos no son salvos. Serán
congregados ante el Señor y serán juzgados (Ez. 20:33-38). Primero se cumplirá la reunión de
todos los israelitas de todo el mundo (Ez. 39:28). En
Ezequiel 20:35-38 el Señor dice: «Os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré
con vosotros cara a cara. Como litigué
con vuestros padres en el desierto de la tierra
de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor. Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto; y apartaré de entre vosotros a los rebeldes,
y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la
tierra de Israel no entrarán;
y sabréis que yo soy Jehová.»
Sobre la base de este texto, el Israel congregado se divide en dos clases de personas, los que
han aceptado a Jesús como Salvador y
Mesías y se cuentan
por dignos de entrar en el
reino, y los que todavía
son rebeldes, incrédulos y son excluidos
y muertos. Aunque Israel es una nación
favorecida y aunque Dios le ha dado abundantes bendiciones especiales, la salvación
personal aún depende de
la fe y la relación individual con Dios.
Como ha sido en los tiempos pasados, en este tiempo también hay quienes son considerados
el «verdadero Israel» (esto es, salvados) y los que son israelitas sólo de nombre y no son salvos. Como
Pablo lo expresa en Romanos 9:6: «porque no todos los que descienden
de Israel son israelitas». En Romanos 9:8 describe a los no salvos como «hijos según la carne» y que no son hijos de Dios. La purga de
los rebeldes
dejará en Israel solamente
a
los
verdaderamente redimidos, y será privilegio
de ellos entrar en la tierra
y poseerla, en contraste con los no
salvados, de los cuales Dios dice: «No entrarán en la tierra de Israel» (Ez. 20:38).
C. EL JUICIO
DE LOS GENTILES VIVOS
El juicio de las naciones concierne al juicio individual de Dios sobre los gentiles,
en contraste con su juicio sobre Israel. Este juicio lo describe
nuestro Señor en Mateo 25:31-46 como un juicio que seguirá inmediatamente a su segunda venida. En el versículo 31 se dice que ocurre de
este modo:
«Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos sus santos ángeles con él, entonces
se sentará en su trono de gloria.»
En la descripción
que sigue los gentiles son descritos
como ovejas y cabritos reunidos y mezclados ante el pastor. Siendo diferentes en especie, son separados unos de otros, las ovejas a
la mano derecha del Rey y los
cabritos a la izquierda. Entonces el Rey invita a las ovejas a entrar
en el reino. A ellas les dice:
«Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado
para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y
me
disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo,
y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a mí. Entonces los justos le responderán diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos, o sediento,
y te dimos de beber?» (vv. 34-37).
Cuando las ovejas preguntan cuándo fueron hechas las acciones justas, el rey les responde en Mateo
25:40: «De cierto os digo que en cuanto
lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más
pequeños, a mí lo hicisteis.»
En seguida el Rey
se vuelve hacia los de la izquierda
y les dice: «Apartaos
de mí, malditos, al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» (y. 41). El Rey sigue diciendo
que ellos no han hecho las obras de misericordia realizadas por las ovejas. Los cabritos responden: «Señor,
¿cuándo te vimos hambriento,
sediento, forastero,
desnudo, enfermo o en la cárcel y no te servimos?» (y. 44). El
Rey
les responde:
«De cierto
os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno
de estos más pequeños, tampoco a mí
lo hicisteis» (y. 45). Entonces se declara que los cabritos serán lanzados
al tormento eterno,
pero los justos son introducidos a las bendiciones de la
vida eterna.
Este pasaje ha creado algunos malentendidos debido a su énfasis en las obras. Un estudio
superficial parecería indicar que las ovejas se salvan a causa de sus obras y que los cabritos se pierden por su falta de obras. Sin embargo, la Biblia deja en claro que la salvación
no es por obras en ninguna dispensación.
Aun la ley mosaica que enfatizaba las obras jamás tuvo entre sus
promesas la salvación
como una recompensa por las obras fieles. Más bien la norma para todas
las dispensaciones la declara Efesios 2:8-9: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.»
Debido a la depravación innata del hombre, que ha nacido con una naturaleza pecaminosa, y debido a su posición en Adán, su primer padre que pecó contra Dios, todos
los hombres han
nacido perdidos y sin esperanza en sí mismos. Solamente sobre la base del sacrificio de Cristo podría alguien ser salvo en el Antiguo
o Nuevo Testamento (Ro. 3: 25-26). La ley de las obras es solamente un camino de condenación, mientras que la le y de la fe es el camino de salvación
(Ro.
3:27-28). Si esto está bien establecido en otros pasajes, ¿cómo podría explicarse el juicio de las
ovejas y los cabritos?
El principio comprendido en este juicio es el de las obras como una evidencia de salvación,
y no como una base de la salvación. Aunque la fe solamente puede salvar, también
es cierto que la fe sin obras es muerta, es decir, no es
una fe verdadera (Stg. 2:26).
Las obras de las ovejas son especialmente significativas en el contexto de la Gran Tribulación
por la que estos pueblos
habrán pasado. En este período habrá un antisemitismo mundial y muchos israelitas serán muertos. Bajo tales circunstancias será muy significativo que un gentil
proteja a un judío, «a uno
de estos mis hermanos más pequeños» (Mt. 25:40).
En realidad,
que un gentil proteja a un judío en un tiempo en que los judíos
están siendo perseguidos
hasta la muerte sería poner en peligro la propia vida y libertad. La única razón posible para tal bondad bajo tales circunstancias, en un tiempo de gran engaño satánico
y odio hacia los judíos,
será que el gentil es un creyente en Cristo y las Escrituras reconocen una posición peculiar de Israel como pueblo escogido de Dios.
Consecuentemente,
aunque
la bondad hacia un judío pudiera no ser especialmente
significativa en circunstancias especiales, en este contexto de sufrimiento mundial para Israel la
bondad hacia un judío se convierte en
una marca inconfundible
de salvación verdadera en Cristo.
Así, aunque las ovejas no se salvan sobre la base de sus obras, sus obras demuestran que son
salvas. Es el principio de ser conocidos por sus frutos.
En este juicio se permite que los gentiles
justos entren en el reino. No se les da la tierra
prometida, que pertenece
solamente a Israel, pero se les permite vivir en la tierra milenial, en un tiempo de
bendiciones sin precedentes para gentiles
e israelitas.
Por otra parte, los
cabritos son echados al fuego eterno. Si esto
se refiere a que son echados en el Hades,
para ser resucitados después y ser echados en el lago de fuego, o si se refiere a la
entrada inmediata en el lago de fuego, no es completamente claro; en cualquier caso, pasan por el castigo eterno y se les niega el privilegio de ser ciudadanos
del reino milenial. El juicio de
Dios sobre los gentiles es otro recordatorio de que Dios observa nuestras
obras y que nuestras
obras deben demostrar nuestra fe. Aun pequeñas acciones como la de dar un vaso de agua al
sediento o dar de comer al hambriento
no pasan desapercibidos para un Dios amante que está
siempre atento al
cuidado
de
su
pueblo. Este
pasaje es otro
recordatorio de que el reconocimiento adecuado de la necesidad humana que nos rodea y la bondad y buena voluntad hacia nuestros congéneres
es una de las evidencias más selectas de un corazón transformado que es producto de la fe en Jesucristo. El Dios que no permite que un gorrión caiga a tierra sin su
voluntad también está preocupado de todos los problemas pequeños de sus criaturas.
Quien tiene el corazón de Cristo
tendrá un corazón sensible hacia el pueblo de Dios.
Como resumen, digamos que las Escrituras enseñan claramente que en la segunda venida de Cristo todos
los justos
serán resucitados y juzgados
antes que el reino
milenial
sea completamente iniciado. Solamente los malvados permanecerán en la tumba, esperando su juicio
ante el gran trono blanco al
final del milenio.
Preguntas
1. ¿Qué juicios ocurrirán en conexión con la segunda venida de Cristo?
2. ¿Qué resurrecciones
habrá en conexión con los
juicios en la segunda venida de Cristo?
3. ¿Cuál es la naturaleza de la recompensa dada a los que son juzgados?
4. ¿Cómo explicar que
la iglesia y los demás santos reinarán con Cristo?
5. ¿Qué juicio particular se realizará
sobre los israelitas vivos en
la segunda venida de Cristo?
6. Describir el juicio de las ovejas y los cabritos.
8. Explicar la diferencia entre las obras como evidencia de salvación
y las obras como base de salvación.
7. ¿Enseña este juicio la salvación
por las
obras?
9. ¿Por qué son tan especialmente significativas las obras atribuidas a las ovejas en vista de la
Gran Tribulación?
10. ¿Qué aplicaciones
prácticas pueden
hacerse del hecho de que
Dios
considere de importancia las pequeñas acciones de bondad?
11. ¿Qué muertos
quedan en sus sepulcros después de empezado el
milenio?
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