50. El Juicio De Satanás y Los Ángeles Caídos
por Lewis Sperry Chafer
A. EL JUICIO
DE SATANÁS EN LA CRUZ
El conflicto entre Dios y Satanás comenzó con la caída de Satanás de su estado original
de santidad mucho antes que Adán y Eva fueran creados (véase capítulo 22). A través de la historia
del hombre, cayeron sobre Satanás varios juicios, incluyendo el juicio del Huerto de Edén que fue infligido a la serpiente y el
pronunciamiento
de
Génesis 3:15
que anunciaba
la
caída
definitiva de Satanás.
Allí Satanás fue informado de que la simiente de la mujer «te herirá en la
cabeza y tú le herirás el calcañal». Esto se refería
al conflicto entre Satanás y Dios que trajo
como resultado la crucifixión de Cristo.
Aunque Cristo murió en la cruz, fue levantado de entre los
muertos, y a esto se refiere el «tú le herirás el calcañal». Por contraste, Satanás sufrió una
herida mortal que le significará su derrota total, expresada en la frase «te herirá en la cabeza». Cristo, en su muerte, logró una victoria duradera
sobre Satanás.
En Juan 16:11 se hace referencia a esta misma verdad, donde Cristo señala
que el Espíritu Santo, cuando venga, convencerá al mundo «de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido
ya juzgado». El juicio de Satanás fue pronunciado en la cruz, y Satanás fue declarado
culpable de rebelión contra Dios, lo que hizo necesario el sacrificio de Cristo con el fin de salvar a los hombres caídos.
Un incidente anterior en la vida de Cristo también anunció
la victoria de Cristo sobre Satanás.
Cuando regresaron los setenta que había enviado a predicar, ellos dijeron en Lucas 10:17:
«Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.»
Cristo les respondió: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (10:18).
Este era un anuncio profético de la derrota
final de
Satanás.
B. SATANÁS,
EXPULSADO DEL CIELO
En el comienzo de la Gran Tribulación, cuarenta y dos meses antes de la segunda venida de Cristo, según Apocalipsis 12:7-9, ocurre una guerra en el cielo entre Miguel, el jefe de los santos ángeles, y Satanás, descrito como el dragón, y sus ángeles (llamados ángeles caídos). Satanás y
los ángeles caídos son derrotados, y «fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado
a la tierra y sus ángeles
fueron arrojados con él» (Ap. 12:9).
Como se
dice en Apocalipsis 12:10, Satanás ha estado
incesantemente ocupado en acusar a los hermanos, y «los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche». La obra acusadora
de Satanás se presenta por primera vez en las Escrituras en el libro de Job, y llega a su fin con el anuncio del
juicio definitivo que habrá en
su contra. A partir de este
punto
en
el programa profético, aproximadamente cuarenta
y dos meses antes de la segunda
venida de Cristo (cf. Ap. 12:6), Satanás y los ángeles impíos quedan por fin excluidos del cielo. La derrota
de Satanás, que
comenzó cuando fue incapaz de tentar exitosamente a Cristo, hecha evidente por la expulsión de
demonios realizada por Cristo y sus seguidores y asegurada por la muerte de Cristo en la cruz, ahora se acerca rápidamente a su clímax. Satanás, ya juzgado y declarado culpable, ahora está a
punto de ver ejecutado el juicio
en su contra.
C. SATANAS, ATADO Y ECHADO EN EL
ABISMO
En la segunda venida de Cristo se ejecuta el juicio condenatorio no sólo sobre un mundo
blasfemo y sus gobernadores, sino también sobre Satanás y los ángeles
caídos. En Apocalipsis
20:1-3 Juan escribe: «Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente
antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató
por mil años; y lo arrojó al abismo y lo encerró,
y puso su sello sobre él, para que no engañase
más a las naciones,
hasta que fuesen cumplidos mil años; después de esto debe ser desatado por
un poco de tiempo.»
En esta gráfica visión se registra
un nuevo avance en el juicio de Satanás. Juan no solamente
ve a Satanás atado y
arrojado en el abismo siendo
confinado allí, sino que se da también la razón
de esta acción. El propósito
es que Satanás sea incapaz
de engañar a las naciones
hasta que se hayan cumplido mil años y haya llegado
a su término el reino milenial. Aunque esta verdad se le
da a
Juan en una visión, la interpretación es clara. Satanás es incapacitado para que no engañe
más
al mundo como lo hizo
desde que Adán y Eva fueron creados.
La presentación vívida
de Satanás atado durante mil años —lo que dura el reinado de
Cristo— es otra evidencia importante de que el reino milenial todavía es futuro y que no debe ser identificado con ningún reinado presente de Dios. En las Escrituras es muy obvio que Satanás ahora no está atado, como se
vio
en
el estudio previo de Satanás
(véase el capítulo 23).
Cualquier cumplimiento literal
de Apocalipsis 19 - 20 exige que ocurra primero la venida de Cristo e inmediatamente después sea atado Satanás. En Apocalipsis 20 se menciona seis veces el
período de mil años, señalando
los acontecimientos
que la preceden y los que la suceden. El
encadenamiento de Satanás ocurre, muy claramente, antes
del comienzo de
los mil años.
Aunque nada
se dice en este pasaje acerca de los ángeles caídos, se puede suponer que
en este punto también son confinados, así como también fueron expulsados del cielo junto con Satanás
cuarenta y dos meses antes. En ningún pasaje milenial se habla de actividad satánica hasta el
mismo fin, cuando Satanás es desatado por un poco de tiempo.
D. EL JUICIO
FINAL DE SATANÁS
Apocalipsis 20:7 dice: «Cuando mil años se cumplan,
Satanás será suelto de su prisión.» El versículo siguiente declara que «saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de congregarlos para la batalla; el número de los cuales es
como
la
arena del
mar». Conducidos
por Satanás,
muestran ahora
su
verdadero color
una
multitud de personas
que habían profesado
sólo exteriormente seguir
a Cristo. Estos son hijos nacidos en el milenio, forzados por las circunstancias a profesar fe en Cristo, pero realmente
jamás habían tenido el nuevo nacimiento.
Ahora, en abierta rebelión, «rodean el campamento de los santos y la ciudad amada», Jerusalén. Su suerte es un juicio inmediato y, según Apocalipsis
20:9,
«de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió».
Según el versículo 10, inmediatamente después, «el diablo que los engañaba fue lanzado en el
lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos». Esta es la condenación final de Satanás, porque su destino es el fuego eterno preparado por Dios para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41).
Los ángeles caídos también son juzgados,
porque siguieron
la rebelión original de Satanás contra Dios (Is. 14:12-17; Ez. 28:12-19). Según 2 Pedro 2:4, «Dios no perdonó a los ángeles que
pecaron, sino ‘que arrojándolos al infierno
los entregó
a
prisiones
de
oscuridad, para ser
reservados al juicio». El infierno aquí se refiere al Tártaro, lugar de castigo eterno, y no’ al Hades, donde van los muertos impíos
antes de ser, arrojados en
el lago
de fuego (Ap. 20:13, 14).
El juicio de los
ángeles también
se
menciona en Judas 6,
donde
se
hace la siguiente
revelación: «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia
morada,
‘los ha guardado bajo oscuridad,
en prisiones eternas, para el juicio del gran día.» Cuando
esta afirmación se pone al lado de otros pasajes que se refieren a la caída y el juicio de Satanás
y los ángeles impíos, se ve claramente que —aunque Satanás
y algunos de los ángeles
tienen una cierta medida de libertad y debido a ello conduce a una guerra incesante contra los santos ángeles y el pueblo de Dios sobre la tierra— hay ángeles
que están encadenados
y no tienen libertad. Sin embargo, todos están destinados para el juicio del gran día, refiriéndose al juicio de Satanás y todos los ángeles caídos que ocurrirá al final del reino
milenial.
Aunque en la providencia de Dios Satanás y los ángeles caídos han ejercido gran poder e influencia en el mundo y se han opuesto incesantemente a Dios, su derrota final es cierta y el juicio eterno la seguirá. Sin embargo, los cristianos afligidos por Satanás,
como Job en el Antiguo Testamento, pueden descansar en el hecho de que su victoria
final está asegurada y que
los enemigos de Dios serán juzgados a su debido tiempo. El hecho de que la bestia y el falso profeta hayan sido
echados en el lago de fuego al iniciarse
el milenio y aún
estén allí cuando éste termina, demuestra que el castigo es sin fin. Las Escrituras enseñan claramente que hay sólo dos resultados finales en los juicios, uno la eterna bienaventuranza del cielo y el otro el tormento sin
fin en el lago de fuego.
PREGUNTAS
1. ¿Qué predicción
de la derrota final de Satanás se dio en Edén?
2. ¿Qué indicación hizo Cristo acerca de la derrota final de Satanás en Lucas 10:18 y Juan
16:11?
3. Describir la guerra
que ocurre en el cielo entre Miguel y
Satanás, y su resultado.
4. ¿Qué ha estado haciendo Satanás en el cielo a través de la historia
del hombre?
5. Describir la caída
de Satanás
al comienzo
del milenio.
6. ¿Cuán literalmente debemos tomar el encadenamiento de Satanás, y cómo afecta al reino
milenial?
7. ¿Cuál es el resultado de haber
desatado a Satanás al final del milenio?
8. Describir a los que
se unen a Satanás en contra de Cristo al final
del milenio.
9. ¿Cuál es el resultado de la rebelión?
10. Describir el juicio final de
Satanás y el de los ángeles
caídos.
11. ¿Cómo pueden estar seguros de la victoria final los cristianos en medio de los conflictos espirituales?
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